La presencia de María es fuente de dones espirituales y en particular, ayuda a cada cristiano, a crecer en la disponibilidad y en la escucha de la
Palabra de Dios a vivir la Eucaristía. Al poner énfasis en la virgen María se lo hace también en su pureza.
Los Carmelitas consideran a la Inmaculada “tota pulcra”, la “Virgo virginum” en su disposición en la unión con Dios.
El culto a la Virgen Purísima sirve al contemplativo al cual le enseña a imitarla en la unión con Dios, por medio de la oración y con la escucha fiel de la Palabra del Señor.
María modelo de perfección en el camino místico, es la indicada por Santa Teresa y San Juan de la Cruz para ser imitada.
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La tradición de la Orden carmelita pone en boca de San Simón Stock una bella oración a la Santísima Virgen María.
El texto se encuentra en un Officium rhythmicum, manuscrito redactado en 1.507. He aquí la versión española:
“Flor del Carmelo
viña florida
esplendor del cielo
Virgen fecunda
¡Oh, Madre tierna!
Intacta de hombre,
a los carmelitas
proteja tu nombre
Estrella del mar.”
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